Ritual Satánico
Sábado 24 de Julio del 2004, en que la noticia del asesinato en la Catedral del sacerdote P. Faustino Gazziero, hermano de la Orden de los Siervos de María
Esa tarde P. Faustino había celebrado la Misa, y mientras se recogía en la sacristía fue agredido y degollado por un joven desequilibrado, miembro de un grupo satánico de Coyhaique.
«Â¡Por satanás! ¡yo soy satanás!» gritó Rodrigo Orias Gallardo (25), con sus manos y rostro empapados con la sangre del sacerdote Faustino Gaziero D`Stefani, y a quien, entre risas, tomara por el cuello y degollara con una daga de 14 centímetros.
Los gritos del sacerdote -mientras Orias lo apuñalaba- dejaron pasmados a los feligreses que asistían a la misa de las cinco, y que escucharon amplificados a través de los parlantes del templo. Al momento del degollamiento, Gaziero aún llevaba puesto el micrófono de solapa.
Según feligreses que estaban en la Catedral, antes de atacar al clérigo, el agresor lanzó maldiciones dando gritos contra Dios y la Iglesia.
“Lo primero que sentí fue un grito desgarrador por el parlante y corrí hacia adelante pensando que el sacerdote se había caído o le había dado un ataque, y me encuentro con que él está en un charco de sangre y el otro tipo medio arrodillado y lleno de sangre y pasándosela por la cara”, relató una testigo.
El asesino había llegado a Santiago el 9 de julio. Pertenecía a una secta satánica, y en su cuerpo tatuado llevaba varios signos relativos al demonio. «Yo supuse -apenas me enteré de la noticia- que se trataba de un desquiciado», dijo monseñor Antonio Moreno Casamitjana, quien aseguró que las personas que integran estas sectas satánicas «se van imbuyendo de ellas y del diablo que es el padre de la mentira y de la locura humana».
Eran las vísperas del día de Santiago Apóstol. Para las celebraciones de las fiestas patronales de la ciudad de Santiago, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz al día siguiente tuvo que purificar el templo, profanado por el asesinato.
El Padre Faustino no había sido la víctima específicamente elegida. Habría sido cualquier sacerdote que estuviera celebrando la Misa en esa hora. Su cadáver fue velado en la misma Catedral, y al funeral celebrado tres días después, presidido por el Cardenal Errázuriz acompañado por todos los Obispos de Chile. El ritual se consumó.
Luego de degollar al padre Faustino Gazziero en la Catedral de Santiago, Orias fue internado en el Hospital Psiquiátrico de Putaendo. Cuatro años más tarde el Servicio de Salud de Aconcagua decretó su libertad por considerar que su esquizofrenia estaba bajo control. Desde entonces ha tratado de rehacer su vida. A fines del año 2011 ganó un campeonato de fisicoculturismo en Coyhaique y se perfila como uno de los mejores exponentes de la zona.
Sólo un leve rictus. Una mínima mueca en un rostro casi inexpresivo. Así fue cómo Rodrigo Orias, peinado a la gomina y con su cuerpo perfectamente aceitado, celebró su victoria luego de ser elegido campeón del primer torneo de fisicoculturismo de Coyhaique. Fue el 5 de diciembre del año 2009 . Nada se sabía de él hasta entonces. Salvo que había abandonado el hospital siquiátrico de Putaendo, su abogada defensora fue la jueza de tvn Carmen Gloria Arroyo. ''Curado de una esquizofrenia paranoide'', que lo habría llevado a degollar, tiempo antes, al sacerdote Faustino Gazziero en plena Catedral de Santiago. Desde aquella fecha habían pasado casi seis años y la vida de Rodrigo Orias habia dado un vuelco abismante. acude sagradamente, tres veces a la semana, al gimnasio Power Fitness de la ciudad austral. En el lugar levanta pesas, hace abdominales y ejercicios aeróbicos. Dicen que es un deportista constante que mezcla sus duras jornadas de trabajo en la construcción con el fisicoculturismo. También que tiene una estricta rutina de alimentación especial. Por esto se le ve poco en las calles. Sebastián Alvarado, amigo suyo, cuenta que cuando a su partner se le mete algo en la cabeza es muy difícil disuadirlo. “Ya casi ni lo veo, le hace mal salir demasiado, puede caer en tentaciones”, confiesa. Aunque por estos días se ha ausentado del gimnasio por una lesión muscular, en el recinto Orias ha encontrado nuevos amigos. Al principio llegó silencioso pero con el correr de los días se fue relajando. Lo mismo le sucedió a aquellos que sabían su historia y que en un comienzo observaron con resquemor sus tatuajes satánicos. Todavía luce, marcado a fuego, un “Baphomet”, símbolo de la iglesia de Satán compuesto por una estrella pentagonal invertida adornada en el centro por un macho cabrío. Pero ni los tatuajes ni el torso intimidante de su nueva contextura han impedido que se relacione con normalidad con los otros fisicoculturistas. No habla mucho pero de repente, cuando agarra confianza, echa sus tallas y comparte con los demás, nunca lo he visto en nada raro- cuenta José Luis, administrador del gimnasio. El aspecto de Orias todavía guarda reminiscencias metaleras y, al parecer, su afición por el black metal persiste. Entre la gente de Coyhaique, si bien todavía no olvidan lo que hizo, son cada vez menos los que se atreven a recordárselo. Menos ahora que ostenta una musculatura de temer. En el fondo, cuentan sus coterráneos, el tipo quiere pasar piola. Varios periodistas han acudido al gimnasio a preguntar por él. Ninguno ha logrado sacarle una sola palabra. El administrador del recinto cuenta que desde que los tíos de Rodrigo se pelearon con un canal de televisión la prensa está totalmente vetada en su familia. El mismo Orias confesó a sus amigos que mientras menos se sepa de él más fácil olvidarán lo que hizo.