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( ADVERTENCIA: POST EXTREMADAMENTE LARGO INCOMING, SI NO TE GUSTA LEER PASA DE LARGO POR FAVOR. )
En contra del oscurantismo que aun permanece como lastre remanente de la edad media, Alan Woods, autor perteneciente a la corriente de pensamiento materialista dialéctica, escribe este artículo revindicando los puntos de vista dialécticos de Heráclito, Hegel y Engels, haciendo una contrastación del punto de vista con las más modernas concepciones científicas del mundo.
Sin más preámbulos, acá les va, disfruten la lectura :
En contra del oscurantismo que aun permanece como lastre remanente de la edad media, Alan Woods, autor perteneciente a la corriente de pensamiento materialista dialéctica, escribe este artículo revindicando los puntos de vista dialécticos de Heráclito, Hegel y Engels, haciendo una contrastación del punto de vista con las más modernas concepciones científicas del mundo.
Sin más preámbulos, acá les va, disfruten la lectura :
El materialismo dialéctico hoy
Alan Woods, 2006
"Es igualmente sorprendente que los pioneros de la teoría del caos, que están intentando romper con la farragosa metodología "lineal" y crear una nueva matemática "no lineal", lo que está más en consonancia con la turbulenta realidad de la naturaleza en cambio permanente, parezcan ser completamente ignorantes respecto a la única auténtica revolución en la lógica de los dos últimos milenios —la lógica dialéctica elaborada por Hegel."
Estamos viviendo en una época de profundo cambio histórico. Después de un período de 40 años de crecimiento económico sin precedentes, el sistema capitalista está llegando a sus límites. En lugar de crecimiento nos enfrentamos al estancamiento económico, la recesión y una crisis de las fuerzas productivas. Incluso dejando de lado los países de África, Asia y América Latina, hay entre treinta y cuarenta millones de parados en los países capitalistas avanzados.
En la víspera del siglo XXI la humanidad se encuentra en una encrucijada. La crisis del capitalismo se manifiesta en todos los niveles de la vida. Se refleja en la especulación y la corrupción, el consumo de drogas, la violencia, el egoísmo y la indiferencia hacia los sufrimientos de los demás, el colapso de la familia burguesa, la crisis de la moralidad, la cultura y la filosofía burguesas. ¿Cómo podría ser de otra manera? Uno de los síntomas de un sistema social en crisis es que la clase dominante se da cuenta cada vez más de que es un freno al desarrollo de la sociedad.
La iglesia catolica
En su período de ascenso histórico, la burguesía luchó contra el viejo oscurantismo de la iglesia católica —la más alta expresión de la ideología del feudalismo. Aún antes de la revolución burguesa en Holanda y en Inglaterra, esta lucha fue anticipada por la titánica batalla lanzada por la ciencia contra la Inquisición. Copérnico, Giordano Bruno, Galileo y Kepler representaban la nueva manera de ver el mundo enfrentada a la camisa de fuerza del pasado.
La Revolución Francesa fue anunciada por las ideas de los filósofos materialistas de la época de las luces. En su fase progresista, la burguesía francesa era atea y materialista. Combatió bajo la bandera de la Razón. Sólo cuando el levantamiento del proletariado significó una amenaza a su dominio, especialmente después de la Comuna de París, descubrió de golpe los encantos de la Madre Iglesia.
Pero en la época actual —la época de la decadencia senil del capitalismo— todos estos procesos se han convertido en su contrario. En palabras de Hegel "La Razón se convierte en la Sinrazón". Es cierto que la religión "oficial" está en bancarrota. Las iglesias están vacías y en creciente crisis. En su lugar, vemos la proliferación de todo tipo de sectas y una epidemia de fundamentalismo religioso —cristiano, musulmán, judío e hindú—; un signo del callejón sin salida de la sociedad que vuelve locos a sectores de la pequeña burguesía. A medida que se acerca el nuevo siglo vemos los más terroríficos retrocesos hacia el oscurantismo medieval. Este fenómeno no se limita a Irán, la India y Argelia. En los Estados Unidos —el país capitalista más desarrollado y tecnológicamente más avanzado (junto con Japón)— hemos visto recientemente la "matanza de Waco". En otros países occidentales vemos el desarrollo incontrolado de sectas religiosas, supersticiones, astrología y toda clase de tendencias irracionales.
Todos estos fenómenos guardan un asombroso parecido con lo que ocurrió en el período de declive del Imperio Romano. Que nadie objete que este tipo de cosas se limitan a sectores marginales de la sociedad. Hace tan sólo diez años, el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, hizo un famoso discurso sobre el "Imperio del Mal" (Rusia) para justificar un programa de producción de los medios más terroríficos de destrucción —que podrían destruir todo el mundo varias veces. En ese discurso dijo lo siguiente: "En el mundo existen el Pecado y el Mal, y las Sagradas Escrituras y Nuestro Señor Jesucristo nos dirigen a enfrentarnos a ellos con todas nuestras fuerzas"
El lenguaje y el pensamiento del ex presidente del país capitalista más desarrollado viene directamente de la Edad Media. Es una contradicción dialéctica de primer orden. Y no está aislada. Cuando al primer astronauta de los EEUU se le pidió que diese un mensaje a la humanidad escogió.... la primera frase del Génesis: "Al principio Dios creó el Cielo y la Tierra". No es un accidente que en algunos Estados de los EEUU, las escuelas están obligadas a enseñar la teoría de la "creación" en oposición a la de la evolución. Ni tampoco que los telepredicadores consigan fortunas a través de las ondas con una audiencia de millones.
Irracionalidad
¿De dónde surge toda está irracionalidad? No es ajena a un sentimiento de impotencia en un mundo donde el destino de la humanidad está controlado por fuerzas aterradoras y aparentemente invisibles. Sólo hay que mirar al pánico en la bolsa, con hombres y mujeres "respetables" correteando arriba y abajo como las hormigas cuando se les destroza el nido. Estos espasmos periódicos, provocando el pánico del rebaño, son un ejemplo gráfico de la anarquía capitalista.
Marx explicó que las ideas dominantes en una sociedad son las ideas de la clase dominante. En sus primeros días, la burguesía no sólo jugó un papel progresista, llevando más lejos las fronteras de la civilización, sino que era consciente de ello. Ahora los estrategas del capital están vencidos por el pesimismo. Son los representantes de un sistema sentenciado por la historia, pero no pueden reconciliarse con este hecho
Esta contradicción central es el factor decisivo que deja su huella en la manera de pensar de la burguesía hoy en día. Lenin dijo que un hombre al borde de un abismo no razona. Es un hecho increíble que los consejos de dirección de las gigantes compañías multinacionales consulten astrólogos antes de tomar sus decisiones de inversión. ¡La única justificación para esto es que los resultados que les dan los brujos económicos profesionales no son mucho mejores!. Cuanto más tiempo se le permita continuar a este sistema decrépito basado en el caos, la codicia y el parasitismo, mayor será la amenaza para los logros sociales, económicos y culturales acumulados de la humanidad.
Ciencia y sociedad
Hasta hace muy poco, parecía que el mundo de la ciencia estaba por encima de la decadencia general del capitalismo. Las maravillas de la ciencia y la tecnología modernas dieron un prestigio colosal a los científicos, que parecían tener cualidades casi mágicas. El respeto ganado por la comunidad científica crecía en la misma proporción en que sus teorías se hacían cada vez más incomprensibles para la mayoría de la sociedad, incluida la gente más instruída.
Pero los científicos son seres normales que viven en el mismo mundo que todos nosotros. Y por lo tanto también pueden estar influenciados por las ideas, filosofías, políticas y prejuicios dominantes, por no hablar de intereses materiales en algunos casos muy sustanciosos. La mayoría de los científicos creen sinceramente que tienen la mente completamente abierta, que no tienen "ninguna filosofía", simplemente se dedican a la consideración objetiva de "los hechos". Por desgracia los hechos no se seleccionan por si solos. Heráclito, ese pensador de la Antigüedad maravillosamente profundo, dijo una vez: "Los ojos y las orejas son malos testigos para hombres que tienen almas bárbaras"
La palabra griega "bárbaro" significaba "alguien que no comprende el lenguaje". La ciencia moderna nos da abundante material que confirma la afirmación de Engels de que "en ultima instancia la naturaleza funciona dialécticamente". Y a pesar de eso, a cada paso, los científicos sacan conclusiones filosóficas completamente erróneas de su trabajo. Ahora mismo, el trabajo de muchos físicos de partículas fundamentales está basado en la búsqueda de una "teoría del todo" —una "gran teoría universal" (GUT).
Hace cien años, los científicos creían que las leyes de Maxwell sobre electromagnetismo servían para explicar las leyes fundamentales del Universo. Quedaban sólo algunas pocas cosas por clarificar, y se conocería todo lo que había que conocer acerca del funcionamiento del Universo. Por supuesto, había algunas discrepancias problemáticas, pero parecían ser pequeños detalles que podían ser ignorados.
Pero en pocas décadas estas discrepancias "menores" fueron suficientes para echar abajo todo el edificio y provocar una verdadera revolución científica. Durante la mayor parte de este siglo, la física ha estado dominada por la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica que desplazaron la vieja mecánica clásica. A pesar de eso, en un principio los argumentos de Max Plank y Albert Einstein no tuvieron mucho eco en la comunidad científica, que se agarraba tenazmente a sus viejos puntos de vista. Hay una lección importante en esto. Cualquier intento de imponer una "solución final" a nuestra visión del universo está condenado a fracasar. Como dijo Hegel: "La verdad es infinita, su finitud es su negación".
Anti-Dhüring
El materialismo dialéctico parte de la concepción de un universo material eterno, infinito, en evolución, en desarrollo y en constante cambio. Por lo tanto nadie va a conseguir nunca la "teoría del todo". No es posible poner un límite al conocimiento y al desarrollo humano. Todo límite de este tipo está condenado a ser superado. Esto se ha demostrado a lo largo de toda la historia de la ciencia.
Como explicó Engels en su obra maestra Anti-Dhüring: "Un sistema de conocimiento natural e histórico que lo abarca todo y es finito en el tiempo está en contradicción con las leyes fundamentales del pensamiento dialéctico, el cual, de todas maneras, lejos de excluir, incluye la idea de que el conocimiento sistemático del universo externo puede dar avances gigantescos de generación en generación".
Las teorías de la mecánica cuántica y de la relatividad han tenido un efecto importante en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. No obstante, no son la última palabra, de la misma manera que no lo eran las teorías de Maxwell. Una teoría provisional desplaza a otra teoría provisional, hasta que esta es superada de nuevo.
El desarrollo de la ciencia y del pensamiento humano en general consiste en una serie infinita de aproximaciones sucesivas, que penetran cada vez más profundamente en los secretos del universo. Esto es lo único "Absoluto" —el proceso infinito del conocimiento humano a la búsqueda de la comprensión de un universo infinito y en constante cambio.
Desde el punto de vista del materialismo dialéctico materia y energía son lo mismo. Engels describió la energía ("moción") como "el modo de existencia, el atributo inherente de la materia" (La Dialéctica de la Naturaleza).
Einstein demostró que la luz, que durante mucho tiempo se había pensado que era una onda, se comportaba como una partícula, y estaba sujeta a la ley de la gravedad. Esto fue brillantemente confirmado en 1919 durante un eclipse de sol. Más tarde De Broglie demostró que la materia, que siempre se había creído que se componía de partículas, debía estar compuesta por ondas y participar de su naturaleza.
Durante muchos años la física discutió, si los electrones eran partículas u ondas. Finalmente la mecánica cuántica demostró que estos pueden, y de hecho lo hacen, comportarse como partículas y como ondas.
Esta afirmación, en su día, causó una dura polémica. Iba en contra de las leyes de la lógica formal, o para decirlo de otro modo, del "sentido común".
"Pero el bien fundamentado sentido común," como señaló Engels, "que es un respetable compañero entre las cuatro paredes de casa, corre las más extraordinarias aventuras cuando sale al ancho mundo de la investigación científica.. Aquí, la manera metafísica de ver las cosas, justificable e incluso necesaria como es dentro de sus dominios cuya extensión varía según la naturaleza del objeto a investigar, llega siempre un momento más pronto o más tarde en que alcanza un límite más allá del cual pasa a ser unilateral, limitado y abstracto y se pierde en contradicciones insolubles" (Anti-Dhüring).
La lógica formal
¿Cómo puede el sentido común aceptar que un electrón pueda estar en dos sitios al mismo tiempo?. ¿O incluso moverse, a increíbles velocidades, al mismo tiempo en un número infinito de direcciones diferentes?
Para la lógica formal, basada en las llamadas Ley de la Identidad y Ley de la Contradicción, tal proposición sería algo monstruoso. Para andar por casa estas leyes se las arreglan bastante bien. Pero para cálculos más complicados, que impliquen, por ejemplo, grandes distancias, o velocidades extremadamente altas, o partículas infinitamente pequeñas, son incapaces de explicar las cosas. Simplemente son inaplicables. Para explicar este tipo de fenómenos se necesita un punto de vista dialéctico.
Citemos de nuevo a Engels: "Pero la situación es diferente tan pronto como consideramos las cosas en su movimiento, su cambio, su vida, sus influencias recíprocas unas en otras. Entonces inmediatamente aparecen las contradicciones. La moción en sí mismo es una contradicción: incluso el simple cambio mecánico de lugar sólo puede llegar a producirse con un cuerpo que esté en un momento dado y en ese mismo momento en un sitio y en otro, que esté en el mismo sitio y que no esté en él. Y el continuo planteamiento y solución simultánea de esta contradicción es precisamente lo que es el movimiento". (Anti-Dhüring).
La idea de que un electrón puede ser una onda y una partícula que puede estar simultáneamente en un sitio y en otro distinto es una brillante confirmación de la dialéctica tal y como fue elaborada no sólo por Marx y Engels, sino por Hegel, e incluso por Heráclito.
En 1927, Wemer Heisenberg enunció su famoso "principio de indeterminación", según el cual es imposible determinar, con la precisión deseada, la posición y la velocidad de una partícula simultáneamente. Cuanto menos incierta sea la posición de una partícula, más incierto es su momento, y viceversa. (Esto también se aplica a otros pares específicos de propiedades). La dificultad de establecer con precisión la posición y velocidad de una partícula que se está moviendo a 5.000 millas por segundo en diferentes direcciones es evidente. Pero deducir de esto que la causalidad en general no existe es una proposición completamente falsa.
El rechazo al viejo determinismo mecánico de Laplace y otros fue correcto y necesario. Pero llevarlo hasta el punto de negar también la causalidad es una receta acabada para abandonar la ciencia y el pensamiento racional.
En su libro "La extraña historia del quantum", Banesh Hoffman no duda en afirmar que "la estricta causalidad es fundamental e intrínsecamente indemostrable. Por lo tanto la estricta causalidad ya no es un concepto científico legítimo y debe ser expulsada del dominio oficial de la ciencia de nuestros días"
No es extraño que el mismo autor exclame en la misma página: "Es difícil decidir dónde acaba la ciencia y empieza el misticismo". ¡Desde luego!. Una vez que negamos la causalidad, el universo se convierte en una cuestión totalmente arbitraria y azarosa. Todas las bases del pensamiento racional desaparecen y se abre la ventana a la irracionalidad y al misticismo más monstruoso .
Muchos científicos importantes estuvieron radicalmente en contra de la interpretación de Heisenberg sobre el fenómeno en consideración. Entre ellos estaban, no sólo Einstein, sino los principales pioneros en el campo de la mecánica cuántica, Max Plank y Louis De Broglie, y también Erwin Schroedinger cuya famosa ecuación fue crucial para su desarrollo.
Como un intento de justificar el rechazo a la causalidad, se suele alegar que "el observador crea el resultado de su observación por el acto de observación" (B. Hoffmann, op cit). Heisenberg y Niels Bohr defendían que un electrón se materializa en un punto dado sólo cuando es medido. El mecanismo preciso por el cual se supone que esto ocurre sigue siendo un misterio. Parece que debemos aceptar el planteamiento de que la observación en sí misma tiene un efecto decisivo sobre los procesos objetivos como un dogma de fe. El materialismo dialéctico parte de la objetividad del universo material, que nos es dada a través de la percepción sensorial. "Interpreto el mundo a través de mis sentidos". Esto es evidente. Pero el mundo existe independientemente de mis sentidos. Esto se sobreentiende, podemos pensar, ¡pero no para la moderna filosofía burguesa!
Una de las principales corrientes de la filosofía del siglo veinte es el positivismo lógico, que precisamente niega la objetividad del mundo material. Más exactamente, considera que la misma cuestión de si el mundo existe o no es irrelevante y "metafísica". Estos argumentos fueron contestados brillantemente por Lenin en 1908-9 en su libro Materialismo y Empirocriticismo: "Si el color es una sensación que sólo depende de la retina (como la ciencia natural nos lleva a admitir), entonces los rayos de luz, cayendo sobre la retina producen la sensación de color. Esto significa que fuera de nosotros, independientemente de nosotros y de nuestros pensamientos, existe un movimiento de materia, déjennos decir de ondas etéreas con una longitud determinada y una velocidad definida, las cuáles, actuando sobre la retina, producen la sensación de color. Así es precisamente como lo explica la ciencia natural. Explica las sensaciones de varios colores por las diferentes longitudes de ondas luminosas que existen fuera de la retina humana e independientemente de ella. Esto es el materialismo: materia actuando sobre nuestros órganos sensoriales produciendo sensaciones. La sensación depende del cerebro, los nervios, la retina, etc., es decir de materia organizada de manera definida. La existencia de la materia no depende de la sensación. La materia es primaria. La sensación, el pensamiento, la conciencia son el producto supremo de la materia organizada de manera particular. Estos son los puntos de vista del materialismo en general y de Marx y Engels en particular"
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