La decadencia de Occidente se editó por primera vez en España en 1923. Oswald Spengler había comenzado a escribir esta obra cuando la Primera Guerra Mundial interrumpió su tarea, por lo que la extendió en varios sentidos. Ortega y Gasset firma el Prólogo de la edición española (tomo I) y escribe, casi de paso, hacia otra reflexión: ''La guerra mundial, que no ha sido tan mundial como se dice...''; con ello se hace eco del punto de vista o palanca que el autor propone como explicación de su trabajo: Occidente no lo es todo y, además, se acaba. Y lo demuestra.
Spengler maneja una ingente cantidad de información: baraja números, música, catedrales e hipótesis científicas con lo mágico, el sino y las eternas preguntas sin respuesta del hombre; sitúa su luz sobre los hechos en ángulos distintos de los acostumbrados y alumbra diferentes aspectos de las mismas cosas. Para él la historia está habitada de seres y culturas que nacen, crecen, se multiplican y mueren. Un monumental intento de instaurar una filosofía de la historia que establezca un marco global de comprensión de los hombres y las sociedades en el transcurso del tiempo.
A mediados del siglo XX, al calor de las teorías aperturistas de Popper y Hayek y con los horrores de la Segunda Guerra Mundial todavía dolorosamente grabados en la retina comunitaria, las élites políticas occidentales llegaron a una desafortunada conclusión: que las afirmaciones fuertes —Dios, nación, verdad, justicia, etc.— desembocaban inexorablemente en violencia y que, por tanto, habían de ser sustituidas por afirmaciones débiles, suaves, relativas. De ese modo, promovieron un cambio cuyos efectos siguen manifestándose hoy. La noción de “sentido” reemplazó a la de “verdad”, la de “equidad” a la de “justicia” y la de “diversidad” a la de “cohesión”; al tiempo que la política, disciplina otrora orientada al bien común, iba degenerando en una mera gestión de intereses particulares y las identidades nacionales iban disolviéndose en un homogeneizador cosmopolitismo. En El retorno de los dioses fuertes, R.R. Reno analiza este proceso y lo relaciona luminosamente con las convulsiones políticas que hoy, en los albores del siglo XXI, tambalean los cimientos del consenso de posguerra. Según Reno, esos acontecimientos desestabilizadores que la élite mediática reúne bajo el término “populismo” son en verdad expresiones de un mismo epifenómeno, o ecos de un mismo rugido: el de los dioses fuertes, que han despertado por fin de su letargo.
Este no es un libro de historia.
Es un libro que relata acontecimientos que movieron las historias de muchos implicados como actores dominantes que hicieron de este mundo lo que es.Su relato no trata de religión porque es una creencia personal en la que nadie tiene derecho a interferir. Ésta es una investigación seria y profunda que le permitió al autor desarrollar una hipótesis, la cual concluye en que la religión poco o nada tuvo que ver en los movimientos del poder.
El autor trata de ir a las raíces más profundas de los movimientos por todos conocidos para encontrar las motivaciones que llevaron a los personajes. algunos conocidos y otros no tanto por el público, a actuar en favor de algunos y en contra de otros, solo para acumular más y más poder.
Un hecho histórico tan importante como la caída del Imperio Romano movilizó todas las acciones de los Estados papales para retener e incrementar el poder.Pero lo más llamativo fue la intervención veneciana en el desarrollo de la política y la economía del incipiente Imperio, ya no solo Romano, sino Bizantino, lejano y fuerte.
Venecia, tan particular como hermosa, que vivió y vive sobre las aguas, pequeño y escueto territorio que supo generar y agrandar un gran sistema comercial tan inquietante que hoy lo encontramos sumamente innovador.Su papel en las Cruzadas, la participación templaria, los mongoles que arrasaron tierras y vidas. La participación judía en el mundo de las finanzas necesarias para las guerras; todos los múltiples factores que llevaron a la antigua Venecia a ser la ciudad espléndida y fascinante por más de 500 años.
La intervención de la Sereníssima en todos los acontecimientos relevantes de la época están muy muy estudiados por su autor para entender su importancia.Las figuras de Contarini, Lutero, John Dee, Francesco Giorgi, Enrique VIII y toda la importantísima participación de la Escuela de Salamanca marcando con su varita invisible todos los movimientos de los cambios en la economía, los pensamientos y los derechos de la población, así como se la conocía en la época.
Otro personaje no muy conocido, pero de una gran e importante participación fue Paolo Sarpi, sacado del olvido para la posteridad porque su genio, inteligencia y conocimientos, fueron movilizadores para otros genios de la época.
Y entonces la investigación llega al gran punto de inflexión hacia finales del siglo XVI y los primeros años del siglo siguiente.
El descubrimiento de América no solo fue notable para los nuevos territorios, también para la Europa que iba cambiando a pasos agigantados hacia un nuevo sistema, una nueva forma de reordenamiento económico y social.Los sucesos que se detallan marcan cómo varió el espectro visible e invisible de la antigua y bella Europa. La sociedad se convulsiona, cambia, muta hacia otras formas de pensamiento.
A partir de allí encontramos una historia más reciente, conocida para muchos, aunque no en los detalles no tan expuestos en el relato oficial de acontecimientos y movimientos que generaron un revolcón de hechos y formas que a muchos les costó asimilar.De a poco y casi al final vamos entendiendo de qué se trata y cómo los antiguos y no tan antiguos han influenciado en el devenir del mundo de una manera muy poco reconocida por el relato oficial.