Bueno sea o no sea una mierda hay una sola cosa que es cierta. Nadie sabe para donde va dirigida esta mujer, para ello (pruebas al canto) dejo una entrevista a Sebastian Edwards, cercano a Bachelet.
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Sebastian Edwards es uno de los economistas chilenos más renombrados de Estados Unidos y estuvo a cargo, hace pocas semanas, de una de las presentaciones en la ceremonia de despedida de Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal. Aunque vive hace 27 años en Estados Unidos, recorre el mundo dando charlas y desde 1984 es profesor vitalicio de la Universidad de California, el economista Sebastián Edwards sigue atentamente el devenir político y económico chileno.
El año pasado su nombre sonó como ministro de Hacienda ante un eventual gobierno de Michelle Bachelet, opción que él descarta. "Yo vivo en California, donde llevo una vida que me encanta", dice. Si bien en 1999 le pareció interesante la opción de un gobierno de Lavín, en su minuto apoyó la precandidatura presidencial de su amigo Fernando Flores, "uno de los políticos chilenos que mejor entienden la modernidad", asegura. En esta entrevista, Edwards evalúa el fin del gobierno de Lagos, se anticipa ante una eventual administración de Michelle Bachelet y analiza la situación de la derecha.
Aunque se trata de una misma coalición, Bachelet llega al poder entre dos equipos: los liberales de Expansiva y los socialistas tradicionales. ¿Piensa usted que esa dualidad ya está zanjada?
- Espero que lo esté. Si no, el gobierno sería un lío. En todo caso, sería importante que Bachelet aclare públicamente, y de una vez por todas, que la política económica de su gobierno será dirigida por el ala moderna de la Concertación
¿Por qué es tan importante que aclare hoy qué línea primará en su gobierno?
- Por una razón muy simple. El nuevo gobierno no debe perder ni un minuto en peleas intestinas y rencillas doctrinarias. Si Chile quiere avanzar hacia la prosperidad y las mejoras sociales, debemos ponernos a trabajar desde el día uno en producir una revolución productiva, educativa, tecnológica y de infraestructura. La verdad es que no hay tiempo para peleas internas por el poder. Bachelet debiera dar un discurso en que explicite su posición sobre política económica. No es necesario que diga quiénes serán sus ministros; bastaría con que aclare la línea central de su política.
¿Cree que Bachelet va a resolver realmente la pugna o jugará a "dejar contentos a los dos lados"?
- Dejar contentos a los dos lados sería un error enorme; sería una receta para el inmovilismo. Y en el mundo actual el inmovilismo lleva al fracaso. En este mundo globalizado el que parpadea pierde. A los modernos debiera darles los ministerios y la conducción económica; a los "autoflagelantes" debiera darles un premio de consuelo, como una embajada o la presidencia de algún comité rimbombante pero sin mayor influencia.
Usted parece no tener muy buena opinión de los nostálgicos. ¿A qué se debe?
- No tengo nada personal en contra de ellos. La verdad es que me parece que son bienintencionados. El problema es que en lo que a economía se refiere, están equivocados.
- ¿Piensa usted que el país ya sabe todo lo que debiera saber sobre Bachelet y sus ideas en políticas públicas y economía?
- Aún falta mucho por saber en todos los ámbitos; no sólo en materias económicas. Necesitamos saber qué piensa Bachelet sobre política externa, sobre política educacional, política migratoria, defensa, las artes y la cultura, y sobre el medio ambiente. Necesitamos conocerla mejor: saber cuáles son sus gustos y pasiones, cuál es su carácter, sus inclinaciones y sus fobias; qué le gusta leer y cuáles son sus autores favoritos. Creo que es de esencia que dé más entrevistas y que pronuncie discursos largos y serios; que escriba columnas de opinión y que tenga diálogos ciudadanos. Pero lo más importante es que tenga varios debates con los candidatos principales
Hasta el momento, ella no se ha mostrado muy disponible a debatir. ¿A qué se debe eso, a su juicio?
- Es algo universal. Los candidatos que van adelante en las encuestas son reacios a debatir. Pero, al final les sale el tiro por la culata. Es muy importante que los triunfos electorales tengan legitimidad. Y sólo pueden tenerla si el electorado sabe a ciencia cierta por lo que está votando. Ello requiere conocer cabalmente a la candidata y todas sus ideas. Y los debates son una excelente manera de enterarse de lo que los candidatos piensan y de tener un atisbo sobre su personalidad.
No lo digo yo , lo dice un concertacionista, y connotado economista chileno. Si ni siquiera ellos saben lo que pasa por la cabeza de Michelini, que mas queda para nosotros.